S&P 500: Expectativas para el 2026

Este día estamos publicando nuestro estimado para el S&P 500 al cierre de 2026. Nuestros modelos sugieren que el índice podría ubicarse alrededor de 7,500 puntos, desde niveles cercanos a 6,857 puntos observados hacia principios de diciembre de 2025. Esto implicaría un rendimiento esperado cercano al 9.4% durante 2026, en línea con su promedio histórico de largo plazo y muy similar al rango que anticipa el consenso.

Expectativas del Mercado del S&P 500 para cierre del 2026

(Puntos); 28 de noviembre

Expectativas del Mercado del S&P 500 para cierre del 2026

Valuaciones: exigentes, concentradas y respaldadas por fundamentales

En nuestro House View mostramos que las valuaciones lucen demandantes, pero no desancladas. El S&P 500 se negocia hoy por encima de su promedio histórico de múltiplos, aunque buena parte de esta prima se concentra en un grupo reducido de empresas tecnológicas ligadas a inteligencia artificial. Cuando el índice se calcula con el mismo peso para cada emisora, la relación precio/utilidad se reduce a niveles más razonables, lo que sugiere que una fracción importante del mercado mantiene valuaciones atractivas.

Como detallamos en el Insight de ayer, el aumento del gasto en infraestructura de IA ha venido acompañado por crecimientos sólidos en ingresos y flujos de efectivo, lo que ha ayudado a sostener estas valuaciones y a disipar la idea de una burbuja generalizada en el sector. Lo importante hacia adelante no es cuánto se invierte, sino que las ventas generen suficiente dinero en efectivo para sostener ese esfuerzo.

Mirando a 2026, estimamos que los centros de datos seguirán siendo el principal motor de los rendimientos del S&P 500, pero con un impacto cada vez más amplio dentro del índice. El ciclo de IA deja de ser solo una historia de “chips” para convertirse en un ecosistema de infraestructura donde participan empresas de distintos sectores. Por ello, hemos identificado cuatro fases de este ciclo.

El otro pilar para 2026 es el consumo estadounidense. Tras varios años de shocks, el gasto de los hogares entra en una etapa de mayor normalización, apoyado por ingresos reales más estables y un mercado laboral que sigue sosteniendo la demanda interna.

– Actinver Análisis.